Todo lo que has recibido te
ha sido dado gratuitamente. Y de la misma forma que se te ha regalado, también
se te pide que tú lo regales a los demás. Experimentas que eres un egoísta
cuando te guardas todas esas cosas para ti y no las compartes. Sobre todo con
los más necesitados.
Ese deseo irrefrenable de
amar te empuja a hacer el bien y a compartir todo lo bueno que tienes. Sabes que
guardártelo no está bien y te experimentas egoísta y tacaño. Y eso no te hace
feliz. Sin embargo, cuando compartes y no sólo das, sino que te das a los demás
tu amor crece y experimentas gozo y felicidad.
Es hermoso y gozoso experimentar que lo has recibido
no lo has enterrado ni guardado para ti, sino que lo compartes y, dando frutos,
otros cogen el beneficio de tus talentos. Eso es lo que Dios espera de cada uno
de nosotros, que lo que hemos recibido lo pongamos a rendir frutos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.