Cada paso depende del anterior. Cada paso precede a otro, y
si el primero se da mal podemos caernos al precipicio. Nuestro camino depende
de los pasos que hayamos dados. Si son pasos pensados, bien organizados y bien
dados, los objetivos proyectados se irán cumpliendo, pero de no ser así la casa
se nos puede destruir en cualquier momento.
Nuestra vida tiene que estar bien edificada y las
consecuencias de no construirla bien pueden ser trágicas y duras. Todo lo
edificado se puede derrumbar en un momento y donde había alegría aparecer
tristeza. Por eso, no debemos construir a la ligera y sin el apoyo debido,
porque de eso dependerá la solidez de nuestra vida.
Construir apoyado en
las cosas de este mundo no será nada bueno, porque, llegadas las tempestades
todo lo edificado será destruido y no nos valdrá para nada. Hay que construir
desde la base apoyado en la Roca, que es el Señor, donde, en Él, superaremos
todas las tempestades que puedan amenazar nuestra vida.
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