No es fácil escapar a las
cadenas y esclavitudes de este mundo. Pensamos que podemos elegir y hacer lo
que queremos, pero, pronto, descubrimos nuestras limitaciones y cadenas que nos
sujetan hasta el punto de conducirnos y doblegarnos. Necesitamos liberarnos y
experimentamos que por nosotros no podemos.
Nos descubrimos esclavos,
sujetos a apetencias que nos impiden ser libres y vamos comprendiendo la
necesidad de buscar nuestra libertad en Alguien que esté por encima de las
seducciones y apetencias de este mundo. Sólo seremos libres en Manos del
Libertador y Salvador del mundo.
Sí, necesitamos esos cinco panes y dos peces para
sanar nuestras dolencias de cada día. Para, sanar nuestras apetencias, nuestras
esclavitudes y heridas de pecado que someten a nuestra naturaleza tocada y
maltrecha y la encadenan. Vamos, pues, detrás de Ti, Señor, para que por tu
Compasión y Misericordia nos sane y nos des la libertad.
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