El niño vive rodeado de sus
padres, hermanos y familiares. En ese entorno va descubriendo la vida y todo lo
que le rodea e imita lo que va viendo. Podríamos deducir que si vive en la
mentira, el desorden y la indisciplina, irá aprendiendo eso y le resultará más
dificultoso adaptarse a la realidad.
El sentido común descubre la
gran responsabilidad de los padres. Un niño bien orientado, disciplinado y
habituado a las buenas costumbres encontrará mejor respuesta en su adaptación a
las estructuras sociales y a los buenos hábitos.
De modo que los primeros años son fundamentales y
también los siguientes. La escuela doméstica, es decir, la familia, es vital en
la educación de los hijos. Todo lo que no aprenda en ella le será difícil
aprenderlo afuera. Y la esencia de la educación es la verdad. Educar en la
verdad es la garantía de paz y justicia.
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