Hemos nacido en un lugar en
paz y en una familia que nos ha dado todo lo que hemos necesitado hasta poder
valernos por nosotros mismos. Y en muchos momentos hasta hemos recibido ayuda
para empezar nuestra independencia, pero, ¿siendo consciente de ello, lo
valoramos?
Cuando llega el momento de
atender y dar gracias a esas personas, nuestros padres y familia, no actuamos
en muchas situaciones como pensamos debemos actuar. Muchos de esos padres y
familiares están ahora alojados en residencias y, no es que estén abandonados,
pero, ¿los tratamos como creemos se merecen?
Cada uno de nosotros debemos plantearnos esa cuestión
y dar una respuesta apoyada en el amor y no en los intereses económicos que,
parece ser, son por los que nos regimos según marca esta sociedad en la que
vivimos. Pensemos que todo lo que tenemos lo hemos recibido directamente de
Dios con la colaboración de nuestros padres y familiares.
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