Eres sacerdotes para vivir en el culto y la liturgia de
alabanzas a Dios Padre. Profeta para, iluminado por el Espíritu Santo,
proclamar la Palabra de Dios que, cada día, recibes, escuchas, lees y
reflexionas, y rey para estar permanentemente en actitud de servicio.
Eso fue lo que hizo Jesús, servir y servir. El mismo dejó
claro que vino a servir, no a ser servido – Mc 10, 45 – y nosotros con la
fuerza del mismo Espíritu Santo podemos entregarnos a hacer lo mismo. Estar en
actitud de servicio.
Claro
está, cada cual según los carismas recibido como dice Pablo – 1ª Corintios 12,
4-11 -, que hoy precisamente celebramos su conversión. Pero, sin enterrarlos
sino en disponibilidad de compartirlos y darlos con generosidad y caridad por
amor de Dios.
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