Al final de la vida de cada hombre se dice lo que su vida ha
sido. Es verdad que se omiten muchas cosas erróneas o pecados, y se resaltan
las buenas. Hemos oídos muchas veces decir: “Era una buena persona”, sin que
eso oculte los egoísmos que todos tenemos.
Sin embargo, en Jesús ocurre todo lo contrario. De Él se
habla muy bien y todos coinciden en afirmar lo bien que hace todas las cosas.
El Evangelio de hoy lo pone muy claro: Y se maravillaban
sobremanera y decían: «Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a
los mudos».
Por eso, Él es nuestra referencia y nuestro modelo. En Él
debemos fijar nuestra mirada de cada día para esforzarnos en ser como Él. ¿Qué
nos cuesta mucho? ¡Claro!, pero no estamos solos. Nuestro Padre Dios sabe quienes
somos y de qué pie cojeamos. Así que nos auxilia para que podamos imitarle.
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