No nos extrañe que a nosotros
nos ocurra igual que aquellos contemporáneos de Jesús. Quizás nos hemos formado
un Dios diferente al que nos ha revelado Jesús y nos han transmitidos los
apóstoles a través de la Iglesia. Igual no hemos entendido nada todavía.
Jesús, viendo lo que se le
venía encima quiere instruir a sus discípulos y les empieza a revelar lo que le
va a suceder, lo que va a padecer y a sufrir en su Pasión y Muerte. Y una
Muerte de Cruz, pero, los discípulos no entienden ni se enteran de nada. Ellos
estaban en otros menesteres.
Posiblemente no nos demos
cuenta ni del tiempo de nuestra vida. Se nos va en un instante casi sin darnos
cuenta. Pasamos la mayor de nuestro tiempo preocupados en escalar posiciones,
mejorar en puestos relevantes o ganancias económicas. Y nos olvidamos de
servir, que es precisamente donde se esconde nuestra felicidad eterna.
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