Es verdad que mientras se
esté apegado a las cosas de este mundo no seremos libres para amar y menos para
hacer el bien. Porque, cuando ese bien vaya contra nuestros intereses lo
evitaremos y dejaremos de hacerlo. Sólo desde la libertad seremos capaces de
buscar y hacer el bien.
En ese sentido las riquezas
son una amenaza contra la libertad, pues, mientras tu corazón esté apegado a
ellas te será muy difícil ser libre para buscar el bien y la verdad. Y menos
hacerlo. Por lo tanto, tendremos que luchar para liberar a nuestro corazón
apegado.
Pero, no es sólo el dinero lo
que nos esclaviza, también las ansias de poder, nuestra soberbia, nuestras
concupiscencias, nuestros apetitos desordenados y placenteros y toda clase de
esclavitudes que nos someten, nos aprisionan y nos impiden ser libres para
hacer el bien.
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