Para un católico, la Cuaresma
es un tiempo de preparación con la finalidad de fortalecernos para el
seguimiento a Jesucristo. Él nos da ejemplo cuando, retirado al desierto, se ha
preparado absteniéndose y privándose de muchas cosas para fortalecer su Espíritu.
Y no fue sólo sino asistido y acompañado por el Espíritu Santo.
Y, ¿para qué hizo eso Jesús?
Se preparaba para alcanzar la victoria sobre la muerte. Jesús con su Pasión y
Muerte venció a la muerte y ha ganado para nosotros también la Vida, y Vida Eterna.
La Cuaresma es entonces un camino de lucha para triunfar sobre la muerte.
Por eso, nosotros también nos
preparamos, y en ese sentido, el ayuno, la limosna y la oración nos ayudan a
esa preparación. Queremos triunfar y vencer, en Xto. Jesús la muerte. O lo que
es lo mismo, al pecado, que es camino de muerte. Con el ayuno, limosna y
oración luchamos contra la concupiscencia que nos amenaza con esclavizarnos.
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