La posibilidad de responder afirmativamente o negativamente depende de cada uno de nosotros. Dios nos ha dada esa libertad. Depende de ti acoger la llamada de Dios o de rechazarla. Pero, seguro es que Dios te llama, ahora, dependerá de ti la respuesta de aceptarle o no.
Es verdad que la duda siempre estará presente, pero también muchas razones que nos delatan la presencia de nuestro Padre Dios. Nuestro corazón ha sido creado semejante al de Dios y experimenta deseos de amar y hacer el bien. Nos gusta amar y ser amados y Jesús nos descubre y enseña de que manera nos ama nuestro Padre Dios.
María, se abandona, humilde y obediente, en las Manos del Señor. Entrega su corazón a su Voluntad y se ofrece sumisa a ser su esclava, confiada y decidida a cumplirla. No entiende muchas cosas, pero sabe que el verdadero camino es cumplir la Voluntad de Dios.
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