domingo, 6 de septiembre de 2020

Donde hay dos o tres reunidos en mi nombre yo estoy presente en medio de  ellos.
Se hace necesario, para corregir, primero conocer la verdad y, bajo la acción del Espíritu Santo, abrirnos a la bondad y misericordia de la Gracia de Dios que nos ilumina y nos da la sabiduría misericordiosa para, desde el amor y la verdad, ser capaces de orientar y corregir el camino equivocado del otro.

Por eso, teniendo siempre como referencia de nuestras actuaciones y correcciones a nuestro Señor Jesús, buscamos, desde Él, el Camino, la Verdad y la Vida que nos conduce a salvar los errores y las equivocaciones a las que este mundo nos somete y con las que nos tienta y seduce.

Somos conscientes de nuestras flaquezas y limitaciones. Toda luz nos viene del Espíritu Santo, que desde la hora de nuestro bautismo nos acompaña y actúa en nosotros. Pero, hay una cosa que nuestro Padre Dios ha querido y nos ha dejado, nuestra libertad. De modo, que el Espíritu de Dios necesita nuestra colaboración.  Realmente, ¿colaboramos?

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