En
eso coincidimos todos, buscamos la felicidad. Pero, no una felicidad temporal,
de momentos o instantes. Queremos y buscamos una felicidad eterna.
Precisamente, de la que nos habla Jesús. Por eso, coincidimos con Él y creemos
en su Palabra.
Danos,
Señor, la fortaleza y capacidad para responderte, tal las cualidades y talentos
que nos has dado, como Santiago apóstol. Queremos seguirte como él y dar
nuestra vida, si es preciso, como él la dio. Reconocemos nuestra debilidad y
temores, pero, confiamos en Ti.
Esa felicidad buscada y deseada para por la cruz que este mundo nos presenta. Porque, quieras o no, el dolor y el sufrimiento se harán presente en este mundo. Llegada la hora final, que sabemos que llegará, pasaremos por momentos de cruz y dolor.
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