No se trata de hablar y prometer
amor. Se trata de compartir el día a día con aquellos que lo necesitan y lo
saben recibir. Porque, hay muchos que esconden segundas intenciones y eso no
está bien - 2 Tesalonicenses 3:10-12 -. Se trata pues de compartir
en verdad y justicia.
Hay muchos momentos que mi vida se diluye en este mar de tentaciones y distracciones con las que este mundo trata de seducirme e invitarme a darte la espalda, Dios mío. Dame, Señor, paz, sabiduría y fortaleza para soportar y superar todas esas pruebas. Amén.
El mundo te seduce y te inclina a olvidarte del que sufre y lo pasa mal. Todo lo que te rodea parece invitarte, como la “Coca Cola” a vivir pensando en ti y en como disfrutar. Algo parecido a aquel rico insensato de la parábola de ayer domingo.
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