Está
claro y es de sentido común. El mudo es desigual y todos hemos recibido
desiguales capacidades. Unos cinco, otros dos y otro uno. También, en nuestra
vida hemos recibido diferentes cantidad de talentos. ¡Posiblemente para que los
más demos a los menos!
Señor,
mi experiencia es que sin Ti, poco o nada puedo hacer. El mundo me vence, puede
más que mis débiles fuerzas. Pero, creo, Señor, firmemente, que contigo puedo
ser fuerte y vencer al mundo y vencer a mi naturaleza herida por el pecado.
Gracias Padre mío.
A veces pienso que si yo estoy mejor dotado – en capacidades e inteligencia – que otros, será para que, dé lo recibido de nuestro Padre Dios lo comparta con los que menos han recibido y tienen necesidades. Es la mejor manera de comprobar la capacidad de nuestro amor. ¿No te parece?
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