María
es obra maravillosa de Dios. Así, nuestro Padre Dios nos ha querido dar una
Madre Inmaculada y llena de Gracia para fortalecernos en nuestro camino hacia
Él y tener un refugio donde resguardarnos de las adversidades e inclemencias
del tiempo.
No
permitas, Señor, que mi corazón permanezca sin ese fuego que viene de tu Amor.
Haz, Señor, que arda, pero con el fuego que viene de Ti y que enciende en mí
corazón ese amor gratuito, incondicional y misericordioso. Amén.
Madre bendita del Cielo, gracias por ser la Madre de Dios y, también, la Madre de todos los hombres. Madre, llena de Gracia, danos tu aliento, tu perseverancia, tu humildad para, como Tú, resistirnos al pecado y fortalecernos en la Voluntad de tu Hijo, el Señor.
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