Nos
reconocemos pecadores y experimentamos el perdón misericordioso del Señor. Sin
embargo, debemos saber que ese perdón misericordioso no nos exime de reparar,
en la medida que podamos, nuestros pecados y evitarlos con todas nuestras
fuerzas.
La
vida, Señor, en la medida que la consumo, no me da razones para caminar al
margen de tu Amor Misericordioso. Sin Ti me parece vacía, baldía y sin sentido.
¿A dónde voy, Señor, si Tú no me acompañas? Mi destino eres Tú y sin Ti estoy
perdido. Tengo sed de Ti, Señor.
Ser
misericordioso no significa ser injusto, sino todo lo contrario. Se da el
perdón, pero no se exime de reparar lo realizado con injusticia. Es una forma
de comprender y perdonar, pero exigiendo la reparación y el arrepentimiento de
no volverlo a hacer.
Hoy el Papa habla de la relación ancianos - abuelos - y nietos, el futuro de las familias. Y es que los abuelos, los últimos de la familia, tienen una especial relación con los niños, sus nietos y una oportunidad para transmitirle los valores y un testimonio cristiano. Es una época donde los ancianos, fortalecidos en el Espíritu de Dios, tienen una gran oportunidad de ser escuchados y observados.
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