Entrar
por una puerta estrecha incómoda y exige renuncias, despojo e hilar bien tus
esfuerzos para poder pasar sin tropiezos. Ese es el camino que Jesús nos
anuncia y nos señala. Es la puerta por donde tendremos que pasar para encontrar
esa felicidad eterna que buscamos.
Nuestra
roca es el Señor. En Él nos apoyamos para, fortalecidos por su Gracia, soportar
y superar todas las adversidades y tentaciones de pecado que el mundo nos
propone y con las que trata de seducirnos. Gracias, Señor, por acompañarnos y
darnos fuerzas.
Escuchar y atender en actitud de llenarnos de la Palabra del Señor es una manera de aceptar ese camino para entrar por la puerta estrecha que nos indica Jesús, el Señor. Palabra que nos esforzamos en hacer vida asistidos y auxiliados por el Espíritu Santo.
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