Cuando
buscas, no es porque te apetece buscar o porque, de repente, sientes deseos de
buscar. Si buscas, sobre todo con insistencia y perseverancia, es porque te
sientes movido por un deseo profundo – amor - que te empuja hasta el extremo de
entregar tu vida.
Llena,
Señor, mi corazón de tierra abundante y abonada por tu Gracia, para que las
raíces de tu Semilla, sembradas en él, sean profundas y den los frutos que Tú
esperas de esa tierra. Gracias, Señor.
Sin
conocer a alguien no emprenderás su búsqueda ni te interesarás por él. Será,
pues, necesario conocerle para, interesado y admirado de su persona emprender
su búsqueda. Conocer a Jesús de Nazaret será el primer paso para, a partir de
ahí, no dejar de buscarle.
El
Papa Francisco nos habla de su viaje apostólico a Canadá y comparte con todos
nosotros su experiencia y sentimientos ante el contacto con todas estas
culturas indígenas y sus tradiciones.
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Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.