La luz se pone al servicio de todos los que
quieren ver y caminar en la verdad. Porque, en y a la luz se ve lo que está
bien y lo que no lo está. De esa manera podemos diferencia lo bueno de lo malo
y tomar ejemplo del buen testimonio que vemos en la luz.
Señor, no solo caminas conmigo sino que te
ofreces, me buscas y te has comprometido conmigo por amor. Me amas con infinita
misericordia, me auxilias, me proteges y defiendes y, sobre todo, me abres tus
brazos para acogerme y salvarme. Gracias, Señor.
En la oscuridad quedas al merced del mal. No lo ves y te puede sorprender y, engañándote, seducir para llevarte por mal camino. Sin embargo, en la luz puedes ver el camino y, abierto al Espíritu Santo, discernir el bien del mal para evitar caer en él.
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