¿Has experimentado
esos momentos, en los que te sientes feliz, como nace en ti el deseo de
compartirlo con otros? ¿Acaso no es esa la esencia y el motivo de las fiestas,
de las celebraciones? Es evidente que lo que no se comparte no enciende en
nosotros ese deseo de gozo y felicidad.
Cada día es un
nuevo reto, de y para hacer el bien, según tu Voluntad, Dios mío. Y me siento
incapaz y débil de superarlo, pero confiado de que con tu presencia y tu
fortaleza, Señor, podré irlos superando. Y, a pesar de mis miserias y pecados,
con tu Gracia, por y con tu Infinita Misericordia, hacer tu Voluntad.
Nuestro Señor nos lo ha dicho claramente. Y, no sólo nos lo ha dicho, sino que nos ha dado su testimonio de Vida y Obras. Su Vida fue un hacer el bien y entregarse hasta una muerte de Cruz por amor. Y es que realmente somos felices cuando hacemos el bien y amamos, incluso a nuestros enemigos. Es entonces cuando experimentamos paz y felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.