Necesitamos
pararnos y reflexionar: ¿Qué tenemos que nos merezcamos? ¿Acaso no se nos ha
dado todo, empezando por la propia vida? Luego, ¿somos agradecido con todo lo recibido,
o por el contrario, pensamos que tenemos derecho a todo lo que tenemos?
Haz de mí,
Espíritu Santo, esa piedra preciosa a la que, por la Gracia de Dios, estoy
llamado a ser. Infunde en mi pobre corazón ese fuego que arda hasta el punto de
alumbrar y reflejar en mis actos, tus Actos, a aquellos que se acercan a mi
vida. Y dame la sabiduría, fortaleza y paz para anunciar, con mi vida y
palabra, tu Reino.
Quizás, porque no nos paramos a pensar o porque no nos damos cuenta todo son derechos hoy en nuestra vida. Y pocas las obligaciones. Y cerramos los ojos cuando la realidad nos pone delante nuestras obligaciones y lo que realmente somos: simples y pequeñas criaturas de un Dios Padre que nos ha creado, nos ama y nos quiere regalar esa felicidad que buscamos para la eternidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.