No se trata, si estás bautizado, de pedirle
que venga, ¡ya está contigo!, sino de abrirle tu corazón y dejar que Él actúe
en tu vida. Porque, desde el instante de nuestro bautismo, el Espíritu Santo ha
bajado a nosotros y se ha puesto a nuestro servicio.
Solo contigo, Señor, encuentro el Camino, la
Verdad y la Vida, y no quiero apartarme de Ti. Haz, Señor, que mi vida sea un
camino recto junto a Ti, y que mi boca proclame la verdad y la Buena Noticia de
tu Amor y Misericordia con todos los hombres.
Y está a la espera de, como nos ha dicho nuestro Señor Jesús, enseñarnos y recordarnos sus Palabras. Él nos indicará el Camino, la Verdad y la Vida, y a caminar en esa paz que el Señor Jesús nos da. No perdamos esa oportunidad de dejarnos empapar de su sabiduría y de su amor. Pidámosle que encienda en nosotros la llama de su Amor. Amén.
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