lunes, 2 de junio de 2025

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

No hemos nacidos, por la Gracia de Dios, para quedarnos en este mundo. Nuestro destino es vida eterna, y ese es también nuestro deseo. Todos llevamos en el centro de nuestro corazón el germen de la eternidad, pero una eternidad plena de gozo y felicidad junto a Dios.

Señor, necesitamos la paz, y solo en Ti la podemos encontrar. Porque, Tú, mi Señor, eres la Paz que transformas nuestro endurecido corazón en un corazón manso, humilde, suave, bueno, comprensivo y pacífico. Tú, Señor nos trae y nos das tu Paz. Una Paz que nos llena de gozo y plenitud.

Pero esa felicidad anhelada y buscada exige morir a este mundo, despojándonos de todo aquello que nos impida amar: egoísmos, envidias, odios, venganzas, poder, riquezas … etc. Todo aquello que pueda tentarnos a apartarnos del Amor de Dios y de los hombres, sobre todo de los más desfavorecidos y débiles. Y eso no lo podremos conseguir por nuestra cuenta, sino unidos al Señor.

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