Posiblemente te suceda que aunque no quieras,
la tentación está presente y amenaza tu corazón. ¿Qué hacer? Simplemente
resistir el asedio por la Gracia de Dios, y aunque la lucha es dura, resistir y
rechazar ese deseo de placer, de riqueza, de ambición, de lo que sea es la
consigna.
Sé, Espíritu Santo, que con mis solas fuerzas
me será imposible perdonar. Sobre todo a aquellos que comenten injusticias y
perjudican, no solo a mí, sino al bien común de todas las personas. Dame,
Espíritu Santo, esa capacidad de amar con misericordia para que pueda perdonar,
no solo a los que me ofenden, sino también a mis enemigos.
¿Armas?, la oración y, cuenta con total
seguridad, la Gracia de Dios, Con ellas resistirás todo deseo impuro, mal
intencionado, avaricioso, egoístas y perverso.
—Pero, ¿por qué a mí – dijo Pedro.
—Piensa – respondió Manuel – que pueden ser
pruebas donde tienes la oportunidad de demostrar tu fidelidad y tu fe a la
Voluntad de nuestro Señor. Todos los santos han pasado por eso.
El amor es un compromiso. Un compromiso de amor que se hace delante del Señor - sacramento del matrimonio - y que lo rompe el egoísmo, el desinterés, la infidelidad y el mal entendido amor considerado como la búsqueda de mis egoísmo y satisfacciones. Así entendido, al menor contratiempo se rompe.
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