No es cuestión de creernos superiores a los
demás. Menos creernos que predicamos nosotros, sino siempre abiertos a la
acción del Espíritu Santo, que nos conduce, nos orienta y nos asiste para que,
desde nuestra vida y obras sea alumbrada y transmitida la Palabra de Dios.
Señor, me confundo y me pierdo en este mundo
seductor y de tentaciones. Dime, Dios mío, quién realmente soy y dame la
sabiduría, capacidad y fortaleza para encontrarme conmigo mismo y hacer tu
Voluntad para la que fui creado. En tus manos, Señor, me pongo.
Nuestra referencia es el Señor. Él es el único Sumo Sacerdote porque es el único que ha ofrecido su Vida completa al servicio del Reino, sin reservarse nada. Se ha dado plenamente y gratuitamente alcanzando la Gloria e incorporándose a la casa del Padre. Vive en el Padre, y se identifica con Él en diálogo de amor mutuo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.