María es la Madre de Jesús, del Dios hecho
hombre, y también su primera discípula. Ella fue la primera que, con Jesús en
sus brazos, empezó, junto a José, su castísimo esposo, el camino hacia la Cruz.
Y lo recorrió con firmeza, con esperanza y fe.
En muchos momentos de mi vida mi debilidad se
manifiesta haciéndome perder el camino que me lleva a Ti, Dios mío. Hay
momentos de oscuridad, de pérdida, de falta de oración, de alejamiento, de
desánimo, de seducción y apetencias mundanas. Vuelve a mí, Espíritu Santo, y no
permitas que me aleje de Ti.
Así, hoy el Evangelio, narra ese momento en el Calvario, donde tuvo lugar la crucifixión de su Hijo, nuestro Señor Jesús, y donde estaba su Madre al pie de la Cruz. Ella permaneció en todo momento, aunque poco se habla de su presencia, pendiente de su Hijo, y sin reparo de ninguna clase se mantuvo presente hasta el último suspiro de su vida en la tierra.
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