Cuando buscas la
grandeza, ser poderoso y estar por encima de los demás vas en dirección
contraria. Porque, el poder, la grandeza y ser el más grande se esconde en lo
pequeño, lo humilde y en el amor incondicional y gratuito. Y eso solo se
encuentra en el Reino de Dios.
Haz, Señor, que
sepa mirar a mi Madre, la que Tú me diste desde la Cruz. Haz que sepa dejar que
mi corazón, como el de ella, sea fiel a tu Palabra y nunca deje de buscarte
para vivir en tu amor y misericordia. Amén.
En el camino de tu vida descubres y experimentas que cuando quieres y deseas ser grande tropiezas con tus propios deseos de felicidad. Porque pronto te das cuenta de que la felicidad que buscas no está en el tener ni poseer más que los demás sino en descubrir que considerarte humilde y disponible a servir, sobre todo a los pequeños, te haces grande. Quizás no a los ojos de lo hombres, pero sí a los ojos de Dios que es precisamente lo que verdaderamente importa.