jueves, 31 de diciembre de 2020

 

Necesitamos la Palabra y sin Palabra nuestra vida carece de toda aspiración y esperanza. Ella – la Palabra – nos da la vida. Pero, no una vida cualquiera, sino esa Vida Eterna que todos buscamos y deseamos. Y lo sabemos porque la Palabra se nos ha revelado.

Se nos revela en su Hijo Unigénito que, encarnado en naturaleza humana, se ha hecho hombre como nosotros. Iguales en todo, alegrías y sufrimientos, esfuerzos y padeceres, salvo en el pecado. Y, por medio de la Palabra – su Palabra – nos señala el camino a seguir.

Él es, precisamente, ese Camino de Verdad y de Vida. Vida Eterna que nos regala gratuitamente por Amor. Y es que para eso nos ha creado, para que, siguiéndole, alcancemos lo que, sembrado en nuestro corazón, deseamos ardientemente. No perdamos esa gran oportunidad que está escrita en nuestros corazones.

FELIZ AÑO 2021

miércoles, 30 de diciembre de 2020


La cuestión es manifestarlo en cada instante de tu vida. Ora trabajando, ora descansando, ora rezando. Siempre es un buen momento para descubrir la presencia de Dios en ti, porque, no se trata de buscar, pues, Él está. Se trata más bien de descubrir.

Pero, ese descubrimiento conlleva vigilancia, atención y expectación. Se necesita estar preparado para ver y para descubrir. Así lo hizo aquella anciana, la profetiza Ana, de la que nos habla el Evangelio de Lucas. Esperaba la presencia del Señor y una vez descubierto lo anunciaba a los que buscaban la liberación.

Una liberación de la esclavitud del pecado. Liberarse de la soberbia, de la ira, de la violencia, de la lujuria, concupiscencia…etc. Una liberación de sabernos pecadores y de abrirnos a la Misericordia del Niño Dios que viene a darnos el perdón y la liberación del pecado que nos esclaviza. 

 

 FELIZ AÑO 2021

martes, 29 de diciembre de 2020

 

 

Cuando nos proponemos encontrarnos con el Señor, lo primero es abajarnos hasta la pequeñez y humildad. Tenemos que hacernos pequeños – como niños – para que como Él, siendo Dios, se hizo hombre pobre y humilde. 

Y, a partir de ahí, caminar hacia su encuentro pacientemente y confiadamente hasta que Él decida presentarse delante de nosotros y abrirnos la puerta de la Casa del Padre, a donde nos ha dicho que ha ido a prepararnos una mansión – Jn 14,2 -.Y eso exige estar vigilantes y preparados. 

 Por tanto, miremos al anciano Simeón, que estuvo atento y abierto a la acción del Espíritu Santo, y que, movido por Él, siguió el camino que le llevó a encontrarse con el Niño Dios encarnado en Naturaleza humana. Abramos también nosotros nuestros corazones a la acción del Espíritu.

lunes, 28 de diciembre de 2020

 

No cabe ninguna duda que el miedo nos solivianta y nos descontrola. Miedo a perder la vida; miedo a perder poder; miedo a la inseguridad de nuestra comodidad, de nuestros intereses y, en definitiva, miedo a perder nuestros egoísmos. Y en esa situación somos capaces de todo.

Posiblemente, también nosotros hemos sido muchas veces de nuestra vida Herodes. Herodes llenos de miedo y capaces de dejar caer toda nuestra ira y violencia sobre los más débiles e inocentes. Porque, siempre nuestros miedos recaen sobre los más pequeños e inocentes.

Son los más fáciles de engañar, de no poner resistencia, de confiar y de tener buenas intenciones y disponibilidades. Siempre abiertos y dispuestos a colaborar, a escuchar y a tolerar. Porque, la inocencia también es madura, recta y bien intencionada. Así es el amor y así pasó Jesús por este mundo.

 

domingo, 27 de diciembre de 2020


Los problemas no se resuelven con poder y con recetas. Solo el amor puede llevar la paz a estos enfrentamientos naturales que la vida nos depara. Porque, solo desde una actitud de entendimiento, con paciencia y verdadera paciencia y buena intención se puede ir creciendo en el amor mutuo.

La Sagrada Familia es el ejemplo donde nos podemos mirar. Ella padeció incomprensiones, sufrimientos, exigencias,  contratiempos y muchas pruebas que no entendían, pero siempre fueron fieles, pacientes a los designios y planes del Señor. Siguieron camino.

Hoy los tiempos que corren nos exigen también sacrificios, heridas y sufrimientos. Y debemos siempre llenarnos de paciencia y de fe mirándonos en esa Familia Sagrada de Nazaret. En ella encontraremos siempre luz, fortaleza y esperanza para seguir adelante.

sábado, 26 de diciembre de 2020

 

Indudablemente, si estuviéramos solos la corriente nos arrastraría y nuestras posibilidades de remontada serían cero. Pero, no estamos solos por la Gracia de Dios. En la hora de nuestro bautismo hemos recibido la fuerza y fortaleza del Espíritu Santo y, Él, nos acompañará en esa lucha diaria contra la corriente que nos arrastra. 

Y nos ayuda, nos fortalece, nos asiste, nos orienta, para resistirnos a la corriente del mundo que nos quiere llevar por sus caminos y seducirnos con el objetivo y fin de alejarnos del amor de Dios.

Por tanto, agarrados al Espíritu Santo tenemos la seguridad de, incluso perdidos en esta vida mundana, ganar la guerra y las batallas de cada día, para alcanzar la Gloria que buscamos y perseguimos adheridos a Cristo Jesús, la Vida Eterna. Amén.