viernes, 31 de diciembre de 2021

 

El problema está en nosotros – debilitada nuestra naturaleza por la herida del pecado – pensamos de otra forma y somos frágiles ante las seducciones de este mundo, que, erróneamente preferimos engañados y seducidos por el pecado, antes que la propuesta de salvación que nos anuncia y nos propone Jesús.

No entendemos que la razón por la que Jesús – encarnado en naturaleza humana – viene a este mundo, despojándose – sin perderla – de su condición divina y ser en todo igual a nosotros, menos en el pecado, es simplemente para salvarnos y compartir la Gloria del Padre eternamente con todos aquellos que crean en Él.

Ahora, los hechos están ahí. Y, tanto tú como yo hemos sido creados libres para decidir. Decidir un camino, que se presenta duro y difícil. Un camino que exige negarse y darse, y eso implica despojarse – desnudarse – de todo aquello que te impide dar y darte y liberar tu vida para, como Jesús, amar misericordiosamente sin condiciones.

¡FELIZ AÑO 2022!

jueves, 30 de diciembre de 2021

 

También, tú y yo, con nuestra vida y ejemplo debemos y podemos preparar el camino a otros que no le conocen o que están alejados de Él. No vamos solos, nos acompaña el Espíritu Santo que hemos recibido en la hora de nuestro bautismo y que nos asiste para tal misión.

Los niños imitan, me contaba hoy un amigo: Cuando mi hijo, me decía, me dio un abrazo de despedida, pues se iba de viaje, mi nieto – su hijo – al var a su padre también se despidió con un abrazo diciéndome, adiós abuelo. Me sorprendió, dijo el amigo, porque no era costumbre de que el niño lo hiciera.

No cabe duda que los hijos, sobre todo en las primeras edades, imitan a los padres y abuelos.  De ahí nuestra responsabilidad de anunciar la Palabra de Dios, no sólo con palabras sino también con la vida en los actas sencillos y familiares de cada día. Los niños – también los mayores – nos ven.

miércoles, 29 de diciembre de 2021

 

Todas las profecías, observamos, hechas sobre Jesús se cumplen unas tras otras hasta la hora final que marca la crucifixión en la cruz y su Muerte y Resurrección. Y es, precisamente, con su Resurrección con lo que todo el Plan de Dios queda consumado.

Es la Resurrección el fundamento de nuestra fe. En ella apoyamos toda nuestra fe, pues, si Jesús no ha Resucitado, ¿qué pintamos nosotros? Sabemos y conocemos que nuestro camino está lleno de dudas y tentaciones. Y, es más, sabemos también que esas dudas nos acompañarán toda nuestra vida. Pero, si permanecemos unidos y fieles al Señor venceremos y soportaremos esas dudas y dificultades.

Simeón profetizó que una espada atravesaría el corazón de María. Y así sucedió en el momento cumbre al pie de la cruz cuando su Hijo fue crucificado. También nosotros sufriremos la tortura de la duda y tentación de rendirnos a las seducciones de este mundo. Sin embargo, la Cruz es nuestro signo y señal de salvación. Permanezcamos agarrados a ella.

martes, 28 de diciembre de 2021

 

La misión y la tarea encomendada no fueron fáciles. Seguir la Voluntad de Dios supuso enfrentarse a muchas dificultades y costumbre de la época. Y a la incomprensión de los que no entendía que aquello podía ser un signo de Dios.

Nadie se dignó a acogerlos en Belén. Ahora, después de veinte siglos – ya en el veintiuno – las colas para darles posada a José y María serían interminables. Eso nos puede ayudar a comprender la importancia y el riesgo de la fe. Fiarse supone siempre un riesgo. Se trata de creer o no.

La huida a Egipto tuvo que ser impresionante, y las dificultades para llevarla a cabo casi irrealizables. Sin nada previsto, a toda velocidad y a lomos de un borriquillo y para delante. Un mandato difícil de creer y de obedecer. Pero, gracias a esa obediencia, voluntad y fe, hoy estamos con gran regocijo hablando de ello. Y, lo más grandioso, en ello nos va la salvación.

lunes, 27 de diciembre de 2021

 

Ellos, tanto María Magdalena, como los apóstoles Pedro y Juan que corrieron – advertidos por María Magdalena – vieron que el Cuerpo de Jesús no estaba allí. ¿Qué había sucedido? En ese momento comprendieron lo que les había dicho Jesús: Sería crucificado, muerto y resucitaría al tercer día.

Al entrar al sepulcro, observaron que las vendas estaban en el suelo, pero, sin embargo, el sudario estaba bien enrollado en otra parte. Era evidente que quienes se llevan el Cuerpo de Jesús no reparan en dejar nada bien enrollado en otra parte. Se suponía que no había otra evidencia sino que Jesús había Resucitado.

¿Y los guardias? ¿No vieron nada? ¿Quiénes pudieron mover la enorme piedra del sepulcro sin hacer ruido ni despertar a nadie? Tanto nos cuesta creer lo evidente y lo que realmente sucedió allí. La realidad estaba delante, Jesús había Resucitado. Y Pedro y Juan, entre otros muchos, creyeron hasta el extremo de entregar su vida por su fe en Jesús.

domingo, 26 de diciembre de 2021

 

Es evidente que nos preocupamos cuando aparecen los problemas o dificultades en nuestra familia o entorno social – trabajo, ambiente…etc – y nos experimentamos afectados por ellos. José y María pasaron unos días de preocupación y angustia buscando a Jesús.

Posiblemente, no entendían que había sucedido con Jesús. ¿Cómo se había perdido? Sin embargo, la evidencia nos descubre que Jesús nunca – ni antes tampoco -  había estado perdido. Él siempre sabía y supo dónde estaba y lo que realmente tenía que hacer. Nunca estuvo solo. Siempre estuvo con su Padre.

Y así, de esta misma manera tenemos que andar por la vida también nosotros. Nunca debemos ir solos, sino siempre injertados en Jesús. Él es el Camino, la Verdad y la Vida, y, permaneciendo en Él y caminando siempre a su lado nunca nos perderemos y, nuestra vida, siempre tendrá sentido