Dentro de ti está
la llamada. Ha sido sembrada en tu corazón, solo tienes que escuchar, hacer
silencio dentro de ti y derramar ese amor que, quizás, está prisionero en tu corazón
esclavo de tus propios pecados. Para ello, sigue a Jesús, Él te librará. Su
Misericordia es Infinita.
Señor, ¿a dónde
voy si no te llevo conmigo? Estaría perdido, sin rumbo, desorientado y a merced
del mundo, demonio y carne. Quiero caminar contigo a mi lado y sabiendo que mi
vida y la de mi familia está en tus manos. En Ti, mi Señor, pongo toda mi confianza.
Cree y ten
confianza. Escucha su Palabra y síguele. Persevera y ten paciencia porque la
semilla necesita tiempo para germinar, agua – oración – para crecer y abonos –
sacramentos – para desarrollarse y dar frutos. Él es Camino, Verdad y Vida y,
en el tu camino, te irá modelando, transformando y preparándote para que seas
semilla de amor y misericordia. Eso fue lo que hicieron Pedro, Andrés, Santiago
y Juan.
Ahora, cuando el
silencio interior te invita a verte, a mirarte y a descubrir que tu vida es tu
mayor tesoro, descubrirás que dependerá de tu elección, porque eres libre, que
ese tesoro sea pleno y eterno. Descubrir cuál es la elección verdadera exige mirarte
interiormente con ojos de amor y misericordia. Eso solo lo encontrarás en tu
Padre Dios.
No pienses de
dejarlo para mañana. Lo de hoy es para hoy, y hoy, como también mañana, Jesús
está contigo y tendrás siempre, en cada instante de tu vida, una hermosa
ocasión para darlo a conocer a quien no lo conozca. Porque es el mayor Tesoro
que cualquiera puede y desea, aunque no lo conozca, tener. Y no te preocupes
por tu capacidad, es la del Espíritu Santo, no la tuya la que anuncia. Aunque
se sirva de ti y te pida tu permiso.
El momento es ahora, el presente, donde vives, donde piensas, trabajas y te mueves. Donde te diviertes y gozas de tus aficiones y ocio. El momento es siempre, porque siempre está presente Jesús. Tu vida es la noticia, la Buena Noticia si llevas a Jesús en tu corazón y tratas de compartirlo amando a los demás y mostrándole escucha, atención, asistencia, misericordia y buscando su bien. Gracias, santo Padre, por sus palabras.
En el teatro..., el que parece como rey o general, resulta ser luego un criado que vende en la plaza higos o uvas. Y, de igual manera en el teatro del mundo, ese que aparece rico es muchas veces el hombre más pobre de la tierra: quítale la máscara, despliega su conciencia, entra en su espíritu y hallarás allí infinita pobreza de bondad y que es el más infame de los hombres. (CJ cuadernos - 234 - Ricos y pobres en el Nuevo Testamento - José I. González Faus).