No es ninguna broma, pero a
pesar de las advertencias y anuncios a la gente les cuesta reaccionar e incluso
rechazan la Palabra de Dios. No se trata de que sea un rechazo violento, pero
sí un rechazo indiferente y sin capacidad de reacción. Permanecemos pasivos,
instalados y cómodos.
Y nos juzgamos nuestra vida,
porque el camino nos lo ha advertido claramente Jesús. No es una opinión de
alguien ni un consejo de otro, es la misma Palabra de Dios que nos indica
escoger entrar por la puerta estrecha, que es la que lleva a la Vida. A esa
Vida que todos queremos encontrar.
Sin embargo, las luces y candilejas
de este mundo aparentemente montado en los espejismos de la falsa felicidad y
el placer nos seducen y paralizan nuestros movimientos hasta el punto de
dejarnos a merced del demonio que termina por someternos y esclavizarnos.
¡Despertemos y caminemos hacia la puerta estrecha!