Un buen padre dice la verdad
a su hijo, precisamente porque lo quiere y busca su bien. Y la verdad exige
esfuerzo y renuncias. Para mejorar y formarse hace falta trabajo y constancia.
No se crece sin morir a muchos caprichos y apetencias, y sobre todo a muchas renuncias que endurecen tu vida.
Pero, la alegría, la paz y la
felicidad se encuentran detrás de ese esfuerzo que se busca en verdad y en
justicia. Y un padre le descubre ese camino a su hijo para que encuentre su
plena felicidad. Porque, en verdad quiere y busca la felicidad.
Nuestro Padre Dios, que nos ha creado para que seamos
felices y eternos, quiere y busca nuestra felicidad. Y nos habla claro a través
de su Hijo para señalarnos el único y verdadero camino, la puerta estrecha que
hoy nos descubre en el Evangelio. Estemos vigilantes y preparados para, por la
acción del Espíritu Santo, entrar por la puerta estrecha.