viernes, 26 de abril de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Dentro de nosotros están esa sal y esa luz que Dios nos ha dado. Quizás no las hayamos descubierto, pero están. Y esa será nuestra misión, descubrirla y sacarla para contagiar, dar sabor y alumbrar para el bien de todos.

Hay muchos momentos que mi vida se tambalea, se viene abajo. Pequeñas cosas alteran y fatigan mi camino y donde encuentro fuerzas para aceptarme, vigorizarme y levantarme es cuando me doy cuenta de que Tú, mi Señor, no te has ido y estás presente en mí. Es entonces cuando encuentro fortaleza, ánimo y esperanza para seguir mi camino.

Posiblemente nos cueste saber que cantidad de sal y de luz, en sentido figurado, hemos recibido de nuestro Padre Dios. Pero, es evidente que algo tenemos de sal y de luz en nuestro ser que debemos dar a los demás. Ponernos en manos del Espíritu Santo, pedírselo y tratar de sacar toda la luz y sal que hay en nosotros es nuestra misión. Porque, otros esperan que nuestra luz o sal los lleve al encuentro con el Señor.

jueves, 25 de abril de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

No es cuestión de quedarse parado ni pasivo. Es hora de caminar y proclamar, primero que eres cristiano y crees en Jesús, y luego, con tu vida y obras transparentar y contagiar esa fe. El Espíritu Santo hará lo demás.

Mi camino anda de oscuridad tras oscuridad. Me desoriento y me pierdo y el mundo no me enseña el camino que lleva a buen puerto. Solo Tú, Señor, alumbras mi oscuridad, iluminas mi camino y das sentido y orientación a mi vida.

La fe no es algo que se tiene, se esconde o no se ve. De ser así tu fe no es real sino ficticia, escondida en tus palabras y disimulada en tu vida. No está propuesta sino falseada según convenga. Para unos aparentas ser creyente y para otros simplemente uno que dice creer pero nada más. La fe es un compromiso que nace en el instante de nuestro bautizo, porque esa es la hora de la llegada del Espíritu Santo a tu vida. Y si Él está, tu vida será ahora diferente. Y si no lo es posiblemente no abres tu corazón al Espíritu de Dios.

miércoles, 24 de abril de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

La Palabra será nuestro juez. Sabemos cuándo actuamos de acuerdo con ella y cuando no. Previamente, debemos conocerla para que nuestros actos vayan de acuerdo con lo que proclama y nos dice. Jesús nos la anuncia y nos la enseña.

Señor, me pongo en tus manos, te entrego mi vida. Haz de ella el bien que Tú quieres para mí, sanas mis heridas interiores y lléname de paz y de amor misericordioso. Y haz, Señor, que mi fe sea cada día un poco más grande.

Nos toca a nosotros confiar en su Palabra y ponerla en práctica. Al final será ella - la Palabra - la que nos juzgará según hayan sido nuestras obras. Por tanto, conozcamos la Palabra para que nuestra vida vaya acorde con lo que nos dice. De nada nos vale conocerla y no vivirla porque al final nuestra vida será juzgada por el cumplimiento o no de la Palabra.

Jesús proclama su venida enviado por el Padre. Habla y anuncia lo que el Padre le ha dicho. Y nos dice que quienes creen en Él y lo ven, creen y ven al que lo ha enviado.

Por el contrario, quienes le rechazan y no aceptan su Palabra, ya tiene quien le juzgue, la Palabra.

Reconocernos pecadores nos ayudará a darnos cuenta de que necesitamos el auxilio y la asistencia del Espíritu Santo, para eso ha venido a cada uno de nosotros en nuestro bautismo, a fin de distinguir el bien del mal. Y, por tanto, en consecuencia, como nos dice hoy el Papa Francisco en su audiencia de los miércoles, elegir siempre hacer el bien.

No hay ser humano perfecto. Eso lo decimos todo y, por nuestra propia experiencia, lo sabemos. Sin embargo, en algunas ocasiones somos suficiente y creemos saberlo todo. Y es ahí donde está el peligro, nos dice el Papa Francisco hoy en su audiencia. creernos suficientes para distinguir el bien del mal. Necesitamos ese auxilio del Espíritu Santo para asistidos en Él distinguir donde está el bien y donde el mal. Y, por supuesto, guiados por Él tener la fortaleza y valentía para elegir hacer el bien.

martes, 23 de abril de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Es evidente que la fe es un don de Dios. Un don que Dios da a aquellos que escuchan su voz, que confían en Él y, en consecuencia, le siguen. En mi caso me siento un privilegiado, creo en Él, y me esfuerzo en seguirle tratando de cumplir su Palabra.

Cada día es un nuevo reto. Si lo entendemos y tomamos así tendremos la oportunidad de ponerlo en manos del Señor. Porque, solo en y por Él podemos llenarlo de amor y misericordia y contagiar nuestra fe. Amén.

Considero un gran privilegio pertenecer a ese rebaño del que el Señor habla en su Evangelio de hoy. Un rebaño muy singular en el que cada uno tiene su nombre propio, es conocido por su Pastor y mantiene trato directo con Él. Un privilegio de ser personalmente querido, conocido y amado de forma única, personal e individual. Un Amor Misericordioso que nos identifica como hijos de Dios.

lunes, 22 de abril de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Una aspiración común a todo ser humano es la vida. Pero, no una vida con marchamo de un final, sino una vida para la eternidad. Y plena de gozo y felicidad. Ese es el reto de toda persona. Un reto que solo tiene una vía de salida, una única Puerta.

Esa es mi súplica, Señor, poner mi vida y mi camino en tus manos y dejarme guiar por tu Espíritu para ver la luz en mis cegueras y ofuscamientos, en mis extravíos, en mis momentos de sed, de olvidos, en mis desfallecimientos y mentiras.

Yo soy, dice el Señor, el Camino, la Verdad y la Vida, quien viene a Mí y cree en mí tendrá Vida Eterna. El mundo nos ofrece muchas puertas e incluso trata de seducirnos para que entremos por las puertas anchas, cómodas, divertidas, espaciosas y llenas de placeres y felicidades que nos seducen y nos atraen. Pero, todas son espejismos y tienen fecha de caducidad. Ninguna es real y eterna. Solo quienes entran por la Puerta que nos ofrece y nos abre el Buen Pastor entra en el Camino, la Verdad y la Vida y eso lleva a la Vida Eterna en plenitud de gozo y felicidad.

domingo, 21 de abril de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

Podrás hacer lo que creas más conveniente para tu vida. Buscarás la felicidad como lo hacen todos, pero no serás feliz hasta que encuentre el verdadero Amor donde se esconde la única y verdadera felicidad. Y, quieras o no, el verdadero Amor es Dios.

El camino, Señor, tiene muchos momentos de oscuridad, de seducción, de peligros y de desánimo. Ayúdame a recorrerlo desde tu Luz, tu Fuerza, tu Palabra, tu Mano, tu Sabiduría, tu Mirada y tu Eucaristía para, fortalecido en ella, llegar a la meta y permanecer en Ti. Amén.

Tú, también yo, hemos sido creados por Amor. Y semejantes a ese Amor Infinito que es nuestro Padre Dios. Lo sabemos porque nuestro Señor Jesús nos lo ha revelado, y la Iglesia, continuadora de la proclamación de su Buena Noticia, nos la ha transmitido. Por tanto, también nosotros somos amor, y sin amor no podemos vivir ni relacionarnos con el Señor. Por tanto, amemos como el Señor nos ama.

Dar su vida significa estar dispuesto a entregarla sin condiciones. Un buen pastor lo es cuando está disponible y dispuesto a llegar a ese extremo por defender y proteger a sus ovejas. Y Jesús, nuestro Señor, no solo está dispuesto sino que nos perdona de nuestros pecados con infinita misericordia.

sábado, 20 de abril de 2024

PENSAMIENTOS EN EL SILENCIO DE LA NOCHE

La respuesta de Pedro fue muy sensata y sabia: ¿A quién vamos a acudir? ¿Acaso, esto lo digo yo, el mundo nos ofrece algo valioso y eterno? Porque, el valor de cualquier cosa que nos pueda dar felicidad tendrá que ser eterno, pues si no es así, de nada vale.

Toma, Espíritu Santo, mis oídos, mis ojos y mi boca y orientales hacia el bien. Cierra mis oídos a toda murmuración y guarda mi boca de toda maledicencia, que solo permanezcan en mí el lado bueno de las cosas. Amén.

Y el mundo, nuestro mundo de aquí abajo es caduco. Nadie se queda ni nada es eterno. Por tanto, Pedro respondió muy bien: Solo tú, Señor, tienes Palabra de Vida Eterna. Y eso nos basta para saber que eres el Santo de Dios. Pero ahora nosotros, los de este tiempo sabemos más: tú, Señor, has muerto y Resucitado. Por tanto, tienes poder sobre la muerte y eres eterno. En tus manos ponemos nuestra vida esperando la eternidad. Amén.