martes, 30 de noviembre de 2021

 

No es cosa repentina ni de un momento. Es algo que se va fraguando poco a poco a, y en la medida que vamos conociendo al Señor. Y sucede que cuando tienes una experiencia profunda, seria e íntima con Jesús – el Señor – nada es igual y todo cambia en tu vida.

Entonces, ¿qué sucede? Pues, simplemente que tu vida no es vida si no estás en y con Jesús. Desde aquella tarde, Andrés y Felipe quedaron impresionados con la persona de Jesús y ya nada sería igual en sus vidas sin la presencia de Jesús.

Una presencia que se sostiene en la abundancia, pero, también, en la escasez. Un seguimiento que persevera cuando todo va sobre ruedas, pero, también cuando todo se tuerce y se hace difícil el seguimiento. Porque, es precisamente en esos momentos cuando tienes la oportunidad de demostrar que tu amor es auténtico

lunes, 29 de noviembre de 2021

 

 

Aquel centurión sintió compasión de su criado y buscó la manera de sanarle. Enterado del poder de Jesús creyó en Él y se puso en camino para encontrarle y pedirle que sanara a su criado. Y, lo más sorprendente fue su fe.

Una fe que le llevó a expresar su confianza hasta el punto de pedirle al Señor que con una Palabra suya su criado sanaría. No se consideraba – al ser pagano – que Jesús entrara en su Casa. Su fe fue plena y hoy la repetimos en la celebración Eucarística.

Es evidente que la fe de aquel centurión fue grande hasta el punto que sorprendió a Jesús que manifestó que no había encontrado una fe mayor que ésta. Quizás este testimonio del centurión nos puede ayudar a que también nosotros pidamos que nuestro Padre Dios aumente nuestra fe.

domingo, 28 de noviembre de 2021


¿Nos interpelamos y preguntamos respecto a lo que oímos de las enseñanzas del Señor, o, quizás no nos importa lo que de ellas se deriva? Posiblemente nos dejamos embotar por los vicios, bebidas y afanes de este mundo sin prestarle atención a la Palabra del Señor.

Nos derrumbamos ante los acontecimientos que nos presenta la vida. Se nos oscurece nuestra esperanza y se derrumba nuestra vida quedando a merced de nuestras propias pasiones y apetencias. 

Son esos momentos donde, precisamente, se nos pide que levantemos nuestra mirada y alcemos nuestras cabezas porque se acerca nuestra liberación. Mantengámonos siempre despiertos y pidamos fuerzas para superar todos estos obstáculos que están por venir y sostengámonos en pie ante el Hijo del hombre.

sábado, 27 de noviembre de 2021

 

Precisamente, Jesús, nos lo dice claramente. Él viene a liberarnos, pero, necesita una colaboración de nuestra parte, pues, gozamos de libertad y dependerá de nosotros que hagamos ese esfuerzo de guardarnos y abandonarnos en manos del Señor.

Necesitamos perseverar en esa actitud de resistencia y confianza en el Señor. Se nos advierte reiteradamente porque, el Señor, conoce nuestra debilidad y nuestra flaqueza. El mundo y sus seducciones nos pueden y, fácilmente, pueden vencernos y destruir nuestra débil fe.

Pidamos, pues, en la oración constante y perseverante, esa Gracia que nos fortalezca y nos persevere de ser víctima de nuestros propios vicios y placeres que embotarán nuestros corazones endureciéndolos y poniéndolos a merced del príncipe de este mundo.

viernes, 26 de noviembre de 2021

 

 

¿Acaso no sucede todo lo que Jesús, el hijo de Dios, nos anuncia? ¿No está escrito en lo más profundo de nuestro corazón el Amor del Padre del que Jesús nos revela y nos anuncia? ¿Es que no nos damos cuenta de que el Reino de Dios está entre nosotros?

No observamos que todo en este mundo es vano. Si bien nos sirve para un tiempo, luego desaparece y pierde todo su valor. ¿No nos dice nada esa realidad? ¿No nos damos cuenta que todo desaparece, más la Palabra de Dios siempre permanece?

Porque, la verdad, la justicia, el respeto y el amor siempre, desde el principio del mundo, están presente. Todo lo demás ha ido desapareciendo, son modas o costumbres, pero la Palabra de Dios siempre está viva y permanece.

jueves, 25 de noviembre de 2021

 

Despierta, Señor, nuestra mente para que sepamos discernir dónde estás Tú y dónde las cosas de este mundo. Que no nos confundamos priorizando más el mundo y sus bellezas que Tú, Señor. Tú eres la Señal y el Signo que, en todo instante de nuestra vida, debemos buscar.

Porque, no hay nada más bello que tu Amor. Nos amas hasta el extremo de entregar tu propia Vida, sin condiciones e independiente de que te respondamos o no. No hay amor más grande que se pueda dar e incluso, sin merecimiento alguno por nuestra parte.

Señor, danos la sabiduría de saber que somos tus criaturas y de lo grande que Tú eres. Ayúdanos a descubrirte entre los hombres y mujeres de este mundo. Tú estás entre ellos porque eres un Dios Vivo y cercano que te manifiesta en los signos de este mundo para que podamos descubrir tu presencia. Amén.