Por experiencia, sabemos que los violentos no razonan ni
cambian su proceder con razonamientos. Por desgracia observamos muchos actos
violentos donde se abusa y, escondidos en el grupo y el anonimato, de muchas
personas. Se pierde la razón y se nubla la mente por fanatismos deportivos o
ideológicos.
Ante toda esa espiral de violencias, el cristiano debe
responder pacíficamente y buscar la concordia, la reflexión y la paz. Incluso,
a pesar de no obtener resultados. En todo caso debe evitar enfrentamientos y
buscar situaciones y ambientes donde el diálogo y el sentido común hagan
presencia.
Esto no consiste en
retirada, sino en retomar la actitud de manifestarse abierto al perdón con
firmeza y decir las cosas claramente y decididamente. Siempre guardando la paz
y la serenidad, y tratando de provocar ambiente reflexivo y sereno donde se
busque la verdad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.