Suele ocurrir que el desconocimiento y la desinformación pueden llevarte a la ignorancia y, por supuesto, al abandono y desencanto. Aquellos dos discípulos se habían quedado en eso, en los rumores, en lo que se decía y no parecía. Había pasado tres días y no ocurría nada. Solo rumores.
Sin embargo, Alguien que se les acerca y entabla conversación con ellos les pone al corriente de lo que tenía que suceder. Y les relata todo lo que según Moisés y los Profetas tenía que pasar. Pronto, sus corazones experimentan un ardor y gozo y se le invitan a quedarse con ellos.
Y llegan el instante, a la hora de partir el pan, cuando ellos se dan cuenta que es el Señor. ¡Es el Señor y ha Resucitado! También nos puede suceder a nosotros si somos capaces de abrir nuestro corazón y escuchar la Palabra del Señor. Estaba escrito, resucitaría al tercer día.
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