jueves, 15 de junio de 2017

Interpretar la Ley no es cosa fácil. Y no lo es porque detrás de la Ley hay una intención de cumplirla, o simplemente aparentar cumplirla. Se puede cumplir, pero no tener el espíritu de respetar la Ley y no cumplirla en la primera oportunidad que tengas.

Junto a los cumplimientos está unido el espíritu. Porque una cosa es la Ley y otra su espíritu, que está por encima de la Ley. A veces se cometen actos que no se querían cometer, y hay un arrepentimiento sincero de, involuntariamente haberlo cometido. En esos casos se debe ser más generoso y misericordioso.

Por lo tanto, no se trata de cumplir lo escrito, sino también de no tener malas intenciones ni murmurar contra otros. Porque quien llama imbécil a su hermano, también lo está matando. De modo que, no está la plenitud sólo en la letra, sino también en el espíritu.

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