La luz de este mundo es una luz llena de oscuridades, de dudas, de confusiones, de tentaciones y de inclinaciones sometidas al mal. Es una luz que viene del hombre y que ilumina según el hombre. Por tanto, está sujeta al error y, en consecuencia, al mal.
Necesitas salir de la oscuridad y de ser iluminado por esa Luz que viene de lo alto y que no tiene error. Esa Luz que es el Camino, la Verdad y la Vida. Esa Luz que Ama con verdadero Amor, libre y en Verdad. Esa Luz que sana y salva.
Por tanto, abramos nuestros verdaderos ojos y oídos que duermen en nuestro corazón y dejemos que Jesús nos tome, nos aparte y nos abra – Effatá – ese corazón dormido, ciego y sordo para que realmente veamos y escuchemos la verdadera Palabra y veamos la verdadera Luz.
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