Cuando todo, aparentemente está perdido, renacen tus esperanzas, porque entiendes que la vida finita no tiene sentido y es un absurdo y sin sentido vivir para morir. Entonces se hace luz en tu corazón la llamada a la eternidad y la esperanza de la Misericordia de Dios.
Lamentas haber perdido mucho tiempo, pero te consuela que nunca es tarde si tienes el suficiente tiempo para dejar entrar dentro de ti el Amor y la Misericordia del Padre Bueno que te espera y te llama. Todo consiste en darte cuenta a tiempo y poner tu vida en sus Manos.
Porque la muerte de este mundo sólo es un paso para la vida que nunca acaba. Vivirla plenamente depende del amor que aquí derrames.
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