miércoles, 6 de octubre de 2021

 

 

No cabe duda que el testimonio es contagioso. Un buen ejemplo vale más que mil palabras, pero, tras ese buen ejemplo se esconde una vida de oración. Porque, lo que da fuerza y fortaleza a la vida es, precisamente, la oración. Una oración que cuando se hace vida impacta y contagia.

Una oración que nos habla de misericordia y de perdón. Un perdón que desde la razón humana no se entiende, ni se puede dar, pero que, con la oración se transforma y se hace realidad por la Gracia de Dios.

De ahí que, a través de la oración debemos y podemos estar en íntima relación con Dios para pedirle la Gracia necesaria que nos convierta nuestro corazón endurecido y egoísta en un corazón suave, humilde y disponible para amar. Un amor que nos llevará también a perdonar.

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