María es ejemplo vivo de escucha y obediencia de la Palabra de Dios puesta en labios de su Hijo, nuestro Señor. Abre su corazón a su Palabra y permanece fiel, a pesar de todos los obstáculos y sufrimientos, hasta el último momento de la Vida de su Hijo a pie de la Cruz.
En ella, también nuestra Madre, encontramos testimonios de perseverancia, de humildad, de obediencia y de fidelidad a una Palabra que nos llena de vida, de esperanza y nos fortalece para también nosotros tomar nuestra cruz y seguir hasta el final.
Nunca olvidemos esas hermosas palabras llenas de esperanz que dijo Jesús como respuesta a esa alabanza que dijo aquella mujer: « ¡Dichoso el seno que te llevó y los pechos que te criaron!». Pero Él dijo: «Dichosos más bien los que oyen la Palabra de Dios y la guardan».
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