Unos
días porque el día y sus afanes y problemas te puede. Otros, porque la pereza y
las adicciones te someten. Y otros, porque el hábito se hace presente en tu
vida y vas, quizás sin apreciarlo ni darte cuenta, dejando de buscar espacios
para hablar con Dios. Y…
Señor,
soy débil y mis flaquezas amenazan cada día mi vida. Vivo al filo de la navaja
y mis tentaciones están siempre dentro de mi corazón esperando mis debilidades
y flaquezas. ¡Señor, sé Tú mi Roca donde encuentre siempre apoyo para
sostenerme en pie.
La oración es esa cercanía que te mantiene cerca de Dios. Y te va dando confianza, conocimiento y afirmando tu amistad con Él. Es tu Padre y quiere lo mejor para ti. Lo lógico y evidente es que le conozca en el trato diario y en la oración continúa y perseverante. Así vas ganando confianza y creciendo tu fe en Él.
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