Sin la cruz no te
encontrarás de forma seria y profunda con Jesús. Porque, el camino que te lleva
a Él es un camino de cruz que Él ya ha recorrido. Ahora, en Él encontrarás las
fuerzas para superar todas esas dificultades que tu camino te irá presentando.
Precisamente, el
problema de este mundo es la perdida de la fe en Dios. Se le está dando la
espalda a Dios y el mundo corre alocadamente al precipicio. Sin Dios no hay vida,
ni la vida – valga la redundancia – tiene sentido sin Dios. Solo en Dios está
nuestra esperanza.
No cabe ninguna
duda que cuando buscas en Jesús que todos tus problemas queden solucionados y
no tengas dificultades, te equivocas. Limpiar tus pecados y aprender a amar
exige esfuerzo y cruz. Porque sin cruz te será imposible aprender a amar.
Precisamente, el amor es verdadero amor cuando en medio hay una cruz.
Otra cosa es que, junto a Jesús, esas cruces de tu vida sean más llevaderas y superadas. Inclusos tan sorprendentes hasta el extremo de experimentar gozo y felicidad. No se entendería la entrega ni el valor de los mártires de otra forma.
Si crees, evangelizas. Pero si no se produce esa evangelización posiblemente tu fe es esa semilla del camino que se la comen los pájaros. Ahora, una cosa es evangelizar y otra los frutos de esa evangelización. Quizás tu proclamación con tu vida, palabra y obra no da frutos pero tu esfuerzo y compromiso está ahí. El Espíritu Santo será quien los recoja.
Hoy el Papa nos habla de esa necesidad inherente a la fe que tenemos de evangelizar. Porque, si hay fe saldrá ese impulso de manifestarla y proclamarla. Y nace la evangelización.
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