El Evangelio – la
Palabra de Dios – nos descubre cada día como el Señor nos llama a seguir la
Voluntad del Padre. Sus parábolas y sus enseñanzas nos revelan el Amor misericordioso
del Padre y su Voluntad de querer salvarnos eternamente. Todo es cuestión de
amar.
Mi experiencia me
descubre que el camino de mi vida no es llano. Tiene muchas depresiones,
montículos y socavones que exigen sortearlos y vencerlos. Contigo, Señor,
supero todos esos obstáculos porque en Ti descansa mi vida. Amén.
Nuestra conversión no es cuestión de un día para otro. Lleva tiempo, relación, escucha y atención a la Palabra de Dios. Sobre todo, mucha relación con nuestro Padre Dios. Solo con su Gracia podemos ir cambiando nuestro endurecido corazón.
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