Quizás no nos
demos cuenta pero muchos estamos encorvados. Tenemos nuestro ojos fijos en este
mundo. Un mundo caduco que no nos da la felicidad ni la vida eterna. ¿A qué esperamos?
¿Acaso pensamos que cuando llegue la hora final se acaba nuestra vida?
Quizás sin darnos
cuenta ponemos nuestro vida en manos de muchos dioses. Vivimos buscando al dios
del dinero, del poder, de la fuerza, del sexo, de la fama, del saber...etc. Y
solo hay un Dios, el del Amor y la Misericordia. Un Dios Misericordioso y
Compasivo que nos salva.
Posiblemente
nuestra mirada está encorvada y con nuestros ojos fijos puestos en este mundo.
Somos incapaces de levantarnos y ver que el horizonte es inmenso y eterno.
Nuestra camino no termina en este mundo, continúa eternamente.
Estamos llamados a ser felices y eternos, pero dependerá de como miremos mientras caminamos por aquí abajo. Se hace necesario levantar la mirada y mirar alto, hacia el Cielo y darnos cuenta de que desde allí nos llama y nos busca nuestro Padre Dios y quiere nuestra felicidad eterna.
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