Nos molesta cuando
encontramos gente que tienen confianza y se fían de lo que les dicen. Sobre
todo si quien dice lo hace con autoridad y lo prueba con su vida y obras. Así,
el Evangelio de hoy nos habla de los ninivitas, que creyeron en Jonás, mientras
que nosotros, generación malvada, no nos fiamos de la Palabra del Señor.
Y por mucho que insistamos no
se nos dará otra prueba sino la Cruz, donde el Señor fue crucificado y, tras la
muerte, Resucitó. Nuestra incredulidad nos cierra el camino de conversión y nos
aparta de la redención. Porque por el Señor, su Pasión y Muerte, hemos quedado
justificados.
Hagamos un acto de fe y pidamos la Gracia de ser dócil
a la Palabra del Señor y, como los ninivitas, confiando en Jesús, seamos
dóciles a su Palabra. Amén
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