martes, 22 de diciembre de 2020

 

No solo se podrán acercar al Señor los pobres y humildes, sino todos aquellos que, como los Magos de oriente, reconocen en el Niño de Belén al Mesías enviado a proclamar la Buena Noticia, y, humildemente abres sus corazones a su Amor Misericordioso.

Pero sí, la única condición necesaria e imprescindible es la humildad. Una humildad que desde María canta la exaltación a los humildes, el derribo a los poderosos, el despojo a los ricos y colmando de bienes a los hambrientos.

María, al igual que Juan, años después, alumbra el camino del Reino de Dios, que describe con inusitada claridad en su canto del Magnificat. Es la obra que tras su Bautismo en el Jordán realizado por Juan, Jesús inicia, también en el desierto, para proclamar a los hombres la Buena Noticia.

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