A
imitación de Jesús, nuestro Señor, también nosotros debemos insistir en la
oración como un modo de poner nuestras vidas en los brazos acogedores del
Padre. Así Él podrá infundirnos el consuelo y la fuerza que precisamos para
perseverar.
Ven,
amigo del alma, que me auxilias en cada instante de mi vida. Ven y orienta mi
vida, fortalece mi voluntad y alumbra mis ideas para que, en y por tu nombre,
pueda llevarla a cabo para gloria de Dios. Amén.
La oración es la forma más confiada de dejar en sus manos nuestras necesidades, para que Él las atienda o nos dé fortaleza para afrontarlas. Jesús, que conoce nuestras angustias y soledades, nos invita a orar especialmente cuando el corazón se siente cansado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu pensamiento es una búsqueda más, y puede ayudarnos a encontrarnos y a encontrar nuestro verdadero camino.