También los templos de piedra son casas donde en un recogimiento silencioso oramos con Dios. Digamos que son casas para y donde dialogamos con Dios. Y decimos dialogar porque, no se trata de hablar sólo nosotros, sino de escuchar también a Dios.
Porque, en un diálogo con Dios es de gran importancia la escucha. La escucha a su Voluntad, porque, Dios es el Señor de nuestras vidas y todas nuestras cualidades y talentos – recibidos de su Mano generosa – son para ponerlas a su disposición.
En una palabra, somos administradores de todo lo que somos y hemos recibido. Porque, somos su criaturas y resultado de todo lo que Dios nos ha dado. Ahora, somos libre para decidir si hacerlo y desempeñarlos según y siguiendo su Voluntad o según la nuestra. Con Él la ganancia y victoria será segura.
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